viernes, 23 de agosto de 2013

Pásame otro ladrillo

Cuando abrí este espacio, uno de los objetivos era recomendar y hablar de libros, y los pobres brillaban por su ausencia, aunque quienes me conocen saben lo importante que ellos son para mi y todo lo que leo. Bien, hoy vengo a inaugurar esta parte del blog. El libro que hoy les quiero recomendar se llama “Pásame otro Ladrillo”, de Charles Swindoll. Este autor nos narra la historia de la vida de Nehemías y a través de él nos deja una enorme cantidad de enseñanzas para nuestra vida cristiana. Lo comencé hace muy pocos días, y me está gusstando tanto, me está siendo tan útil, de tanta bendición que quise compartir algo de lo leído con ustedes y recomendarlo con la absoluta seguridad de que quien lo lea terminará siendo tan bendecido y enriquecido como lo estoy siendo yo. Les dejo aquí una pequeña parte de lo leído. Seguramente, con el transcurso de los días y la lectura algo más publicaré. Si tienen ganas, busquen este libro, cómprenlo si les es posible, y léanlo, estoy segura de que les va a gustar! Francamente, pienso que los muros de nuestras vidas a menudo yacen en ruinas a causa de la negligencia. El Líder que nos conduce a reconstruir los muros es el Espíritu Santo, y El es el que continúa la obra de reconstrucción dentro de nosotros. El hace lo mejor que puede para llamarnos la atención sobre la condición de nuestros muros, pero algunas veces no oímos lo que nos dice. Sin embargo, no somos tardos para oír, simplemente no oímos. Algunos de los seguidores de Cristo que leen estas páginas viven con los muros de sus vidas rodeados de ruinas, y todo comenzó muy lentamente. Primero se aflojó un ladrillo o una parte de la mezcla. Luego apareció una grieta en el muro. Luego la parte agrietada se hizo trizas, y se abrió un agujero. Por causa del descuido, la maleza de la carnalidad comenzó a crecer a través del muro. Poco a poco, el enemigo logró acceso a sus vidas. Tal vez usted sea conocido como un buen cristiano. Pero en su corazón, usted sabe que, aunque es cristiano en el mismo sentido en que Jerusalén les pertenecía a los judíos, el muro que rodea su vida espiritual, que lo protege y defiende está por el suelo. Pecados tales como el egoísmo, la falta de disciplina, la postergación, la inmoralidad, el hecho de no tener tiempo para Dios, el compromiso con el mundo y la rebelión han llegado y sembrado sus horribles semillas. Y esta siembra ha comenzado a dar su fruto de muerte. Haga usted un serio inventario de su verdadera situación. Nehemías se informó y se preocupó antes de emprender su proyecto. La primera fase fue la evaluación. Hoy en día siento entre ciertas personas de nuestra familia evangélica, una superficialidad frívola con respecto a Dios. Tenemos la tendencia a tomarlo a El en forma liviana. Como si El fuera nuestro gran compañero de intimidades. Luego nos escondemos detrás de la racionalización de que "nadie es perfecto". "Al fin y al cabo -nos decimos a nosotros mismos-, yo soy mejor que tal y tal, y ciertamente mejor de lo que era antes". Nos encogemos de hombros y hacemos un comentario pasajero: "Bueno, El entenderá". Si esta es la actitud de usted, estimado lector, el enemigo está viviendo en su campamento. Sus muros están destruídos. “Pásame otro Ladrillo) Charles Swindoll

sábado, 17 de agosto de 2013

Que significa para mi Jesús me preguntan?




Quisiera compartir con ustedes algo que tuve que escribir como trabajo final para una materia del Seminario que estoy cursando. Espero les guste, y mejor aún, espero que se animen y compartan ustedes también lo que Jesús significa en sus vidas.
Eso si… disculpen lo escaso de mis palabras, es que cuando se trata de hablar sobre Jesús no existen palabras adecuadas ni mucho menos suficientes que consigan expresar lo que El significa para mi.


Hace unos meses nos propusieron a un grupo de amigos y compañeros de lectura que escribiéramos unas líneas sobre que significan los libros en nuestras vidas, algo así como una especie de concurso entre amigos. Me animé y me senté a escribir. No fue difícil, muy por el contrario, las palabras fluían, y en poco tiempo estaba terminado. Asique cuando me dijeron que tenía que escribir que significaba Jesús para mi me dije: bueno, si pude con los libros y me fue bastante bien, como no voy a poder con esto?
Bien, acá estoy, enfrentándome con la realidad. Finalmente parece que no es tan fácil como hablar de los libros. los pensamientos corren uno tras otro, las ideas desfilan vertiginosamente, los sentimientos se agolpan y mi mente se desespera por encontrar las palabras que expresen con claridad que significa o es Jesús para mi.
Podría decir que Jesús es mi refugio, si, eso es verdad. Cuando los problemas me rodean, cuando la tempestad de la vida se desata con toda su furia sobre mi, cuando pareciera que no hay más que una lluvia de piedras cayendo a mi alrededor, entonces corro, corro con todas mis fuerzas hacia Jesús, porque sé que en él voy a encontrar la protección que mi alma necesita.
Pero también podría decir que Jesús es mi sostén, mi apoyo firme, sólido. Es que hay ocasiones en las que sinceramente siento que mis rodillas se debilitan, que las fuerzas se terminan, que ya no voy a poder dar un paso más. Y entonces ocurre… aparece Jesús, me toma tierna pero firmemente con su mano fuerte, me afirma sobre mis pies y me impulsa a seguir adelante. No importa que tan escabroso sea el camino, él me acompaña hasta que por fin la senda se despeja, los obstáculos desaparecen y la marcha se hace fácil nuevamente. Si, él me sostiene, me levanta, y cuando ya puedo andar nuevamente me sigue acompañando y cuidando porque me conoce, sabe que seguramente, en algún momento volveré a necesitar que su mano mesostenga otra vez.
Claro que también podría decir que Jesús es mi paz y no estaría exagerando en lo más mínimo. Cada vez que tengo que tomar una decisión, cada vez que tengo algo que resolver, cada vez que tengo un reto nuevo que afrontar, cuando mi espíritu se inquieta y se comienza a agitar, entonces recurro a Jesús. El despeja mis dudas, me muestra el camino que debo seguir, me da el coraje para enfrentar las nuevas etapas de la vida, y su dulce compañía aquieta mi espíritu y me llena de paz. Si, sin dudas, cuando tengo el corazón inquieto y agitado le recuerdo que el Príncipe de Paz es su Señor y salvador y la paz se instala en mi vida.
Ahora que pensándolo bien, también podría decir que Jesús es mi mejor amigo. Si, es mi mejor y más fiel amigo. Él es ese amigo que siempre está a mi lado, el que sabe respetar y entiende mis momentos de silencio, el que me escucha pacientemente aunque lo que diga no sea otra cosa que un gran error, el que sabe darme el mejor y más sabio consejo, el que tolera mis enojos y me corrige con amor pero con firmeza y verdad, el que comparte conmigo mis momentos más felices y se alegra tanto y hasta más que yo con mis éxitos y pequeños logros en la vida, él que me dice… “yo soy tu mejor amigo, no lo dudes, siempre podrás confiar en mí, nada ni nadie nos podrá separar, mi amor por ti es firme, eterno y permanece por los siglos de los siglos. Que gran amigo el mío no?
Que significa Jesús para mí me preguntan? Que es Jesús en mi vida? Él es ni más ni menos que la esencia de mi ser. Si Jesús no ocupara el centro de mi corazón, mi vida no tendría sentido, porque es El quien se lo da; no tendría rumbo, porque El es quien le da dirección a mis pasos; no tendría esperanza, porque es El quien me hace sentir que cada día tiene razón de ser. Definitivamente, si Jesús no hubiese aparecido en mi existencia yo no estaría en pié, nada de lo que soy sería, ninguno de mis logros hubiese sido posible, jamás habría podido superar los obstáculos que se me presentaron, no sería feliz, no tendría esperanza en el futuro, no tendría sueños, mis ilusiones estarían muertas hace ya mucho tiempo. En fin… sin Jesús no sería más que un ser humano que pasa por la vida sin saber hacia dónde va, y que vive sus días uno a uno sin un propósito que lo motive a seguir adelante.
Releo lo escrito y no estoy conforme, mi corazón siente que todo lo dicho no es suficiente, que de ninguna manera es exacto. Me digo a mi misma que estas palabras no expresan ni de cerca lo que significa Jesús en mi vida, que El es mucho más, infinitamente más. Pero bueno, no creo que nadie encuentre las palabras para hacerlo, me animo a decir que es literalmente imposible.
Una sola cosa sé, y es que aquel que le haya dado a Jesús la oportunidad de ser el Salvador y Señor de su vida, aquel que haya experimentado su tierno amor y misericordia sabe muy bien de lo que estoy hablando, comprende muy bien lo que estoy intentando describir porque al igual que yo, lo experimenta a diario.